Cinemateca estrenó El brindis de Laurent Tirard

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Esta película es la adaptación cinematográfica de la novela homónima escrita por el dibujante Fabcaro.

Sigue los pasos de Adrien en el transcurso de una cena familiar mientras espera la respuesta a un mensaje que ha mandado a su novia, con la que se ha dado un tiempo. A través del uso de flashbacks y flashforwards, junto con un diálogo irónico e ingenioso, se construye un relato, en su mayoría, ocurrente y dinámico. La película rompe la cuarta pared en todo momento: el protagonista se dirige a la audiencia emulando el estilo de comedias televisivas.

Quizás lo más notorio de la película sea su puesta en escena, similar a la de una obra teatral.

El director Tirard hace una apuesta osada al utilizar unos espacios concretos e intercalarlos con imágenes del pasado e hipotéticos futuros. Con la ayuda de unas transiciones premeditadas y originales, consigue aportar frescura al resultado. También incorpora elementos surrealistas que integran la cuota de "alivio cómico" de la película.

Cínico, imaginativo y divertido, el guión destaca las angustias de su protagonista para desentrañarlas mejor. El personaje cuenta así algunos recuerdos que explican sus errores de infancia y sus vínculos o conflictos con su hermana, disecciona con agudeza el aburrimiento durante una comida familiar dirigiéndose al espectador como cómplice, muestra la magia de un encuentro y de un destino anhelado y plantea la hipótesis de la anulación del matrimonio. Todo ello para cuestionarse mejor poco a poco y salir del atolladero en el que se encuentra.

En definitiva, El brindis es una comedia para personas que sienten que no encajan. Es una apuesta audaz, convincente y lo suficientemente interesante, ocasionalmente irregular. En Cineuropa, Vittorio Scarpa ha dicho de la película: "Laurent Tirard firma una comedia de autor, irónica, inteligente y con vocación popular, que avanza al ritmo del flujo de conciencia de su protagonista". Oti Rodrógiez Marchante, del diario español ABC, opina que se trata de un "divertido retrato de cena en familia (...) Quizá le pesa algo a la película ese hecho aparente de no progresar (...) pero ahí está 'lo inteligente' de esta comedia que se resuelve con un monólogo ingenioso, con unos diálogos bien afilados". Para Milagros Amondaray, de La Nación de Buenos Aires, "El brindis, afortunadamente, no descansa en la autoindulgencia ni se pone solemne. Por el contrario, su director y guionista es consciente de que su relato puede llegar a perderse en una vasta oferta de propuestas similares y, por lo tanto, se aferra al humor".