Grosso modo, se trata de grandes temporales que se retroalimentan extendiéndose a través de kilómetros y que pueden durar horas.
De acuerdo con un nuevo artículo publicado en la revista Climate Dynamics, estos sistemas son responsables del 40 % de las precipitaciones en la Amazonia y están padeciendo los impactos de los cambios climáticos: su existencia está menguando. Este es el primer estudio que relaciona la existencia de sistemas convectivos de mesoescala con el cambio climático en la Amazonia, según sus autores.
“Contábamos con indicios de que las precipitaciones en esa región estaban siendo afectadas durante los meses de septiembre, octubre y noviembre, con el acortamiento de la estación lluviosa y la expansión de la estación seca. Por eso nos preguntamos si los sistemas convectivos de mesoescala podrían estar relacionados con este fenómeno. No existía ningún estudio sobre los sistemas convectivos y los cambios climáticos referente a la Amazonia”, afirma Amanda Rehbein, posdoctoranda en el Departamento de Ciencias Atmosféricas del Instituto de Astronomía, Geofísica y Ciencias Atmosféricas de la Universidad de São Paulo (IAG-USP), en Brasil, y primera autora del trabajo.
Según la investigadora, al compararse un período pasado (de 1950 a 1960) con el presente, se registra una merma de casi un 3 % en lo referente al surgimiento de los SCM. “Por supuesto que cuando separamos por estaciones, obtenemos una visión más puntual de lo que sucede en cada período del año. Pero desde una perspectiva general del pasado hacia el futuro cercano, los SCM tienden a disminuir. Por otra parte, su intensidad en lo que hace a las precipitaciones está aumentando. Y estas precipitaciones en aumento se proyectan igualmente hacia el futuro, entre 2040 y 2050, que es el período que modelamos”, revela la estudiosa.
Para Tércio Ambrizzi, docente del IAG-USP y coautor del artículo, la comprensión de estos sistemas y de cómo se comportarán en el futuro suministrará una idea de la variabilidad de las precipitaciones en la Amazonia, y también podrá apuntar los impactos estacionales sobre ella. “Descubrimos que las precipitaciones se ven afectadas sobremanera entre septiembre y diciembre y entre junio y agosto, y en menor medida de marzo a mayo.”
Karina Ninni - FAPESP