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El Niño continuó debilitándose, pero sin cambiar la tendencia de calentamiento global, advirtió el observatorio europeo Copernicus.  

El Secretario General de las Naciones Unidas destacó este jueves que cada año que pasa sin que se tomen las medidas adecuadas para reducir el calentamiento global por debajo de 1,5ºC “nos acerca más al borde del abismo, aumentando los riesgos sistémicos y reduciendo nuestra resistencia frente a las catástrofes climáticas”. 

En Londres, un grupo de médicos y enfermeros miembros de la organización ecologista Rebelión contra la Extinción colocaron el lunes pegatinas en las ventanas de las oficinas del banco de inversión JP Morgan que decían “en caso de emergencia médica por la crisis climática, rompa el vidrio”. 

Una tormenta llega a la playa de Barcelona, en España. OMM/Carlos Castillejo Balsera

 

Tenemos una atmósfera dopada, asegura el responsable de la agencia de la ONU encargada de vigilar el clima, que señala como las olas de calor como la que está viviendo buena parte de Europa en estos días serán normales en el futuro.

 

El calor extremo en Europa occidental está provocando devastadores incendios forestales en Francia y España y una sequía sin precedentes en Italia y Portugal, mientras el Reino Unido ha registrado este martes la temperatura más alta de su historia, con algo más de 40 grados centígrados, medidos en el aeropuerto londinense de Heathrow.

Sin embargo, esto no es una excepción. Las olas de calor como la que actualmente vive Europa y otras tendencias negativas en el clima serán cada vez más frecuentes y continuarán al menos "hasta 2060", según advirtió el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Este patrón está relacionado con el calentamiento observado del planeta que puede atribuirse a la actividad humana, lo que suscita una gran preocupación por el futuro del planeta.

"Las olas de calor se están haciendo más comunes a causa del cambio climático", dijo Petteri Taalas que, usando una analogía deportiva, explicó que hemos dopado a la atmósfera inyectando más gases de efecto invernadero, sobre todo dióxido de carbono, por lo que el calentamiento y otras tendencias “continuarán al menos hasta 2060, independientemente del éxito o no a la hora de mitigar el cambio climático".

“En el futuro este tipo de olas de calor serán normales y veremos extremos aún más fuertes. Hemos lanzado tanto dióxido de carbono a la atmósfera que la tendencia negativa continuará en las próximas décadas y de momento no hemos sido capaces de reducir nuestras emisiones mundiales”, subrayó el experto en una rueda de prensa para analizar la actual ola de calor en Europa, celebrada junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En ese respecto, Taalas ahondó: "Ya hemos perdido la partida en lo que respecta al deshielo de los glaciares. Esperamos que el deshielo de los glaciares continúe durante los próximos cientos de años o incluso miles de años... El aumento del nivel del mar continuará durante el mismo período".

Taalas reflejó la creciente preocupación por los patrones climáticos extremos en su elección de vestimenta el martes, dijo a los periodistas, eligiendo llevar manga corta y una corbata roja y azul, en reconocimiento al creciente número de alertas rojas que se encienden en toda Europa.

Taalas recordó que en 2003 una ola de calor dejó 75.000 muertos en Europa y destacó que, aunque ahora hay mejores medios de adaptación, la Organización espera un aumento en las muertes entre las personas mayores y con condiciones previas.

Sobre cómo nos afecta medicamente a los seres humanos, habló también en la rueda de prensa la doctora María Neira, de la Organización Mundial de la Salud, quien señaló que las olas de calor suponen un desafío ya que cuando la temperatura llega a 41 grados es algo excepcional y el cuerpo tiene que luchar por mantener estable la temperatura interna.

Esa lucha genera a su vez fatiga, golpes de calor, hipertensión, hipertermia y un cambio de comportamiento, agravado por la falta de descanso nocturno, que afecta incluso la salud mental.

Las olas de calor también actúan como una especie de tapa atmosférica, atrapando contaminantes y degradando la calidad del aire, con consecuencias negativas para la salud, sobre todo para personas vulnerables como los ancianos.

"El cambio climático está afectando a nuestra salud de muchas maneras, no sólo por las olas de calor, que tienen consecuencias directas", sino también en otros ámbitos de la atención sanitaria esencial, como el aumento de los niveles de enfermedad, añadió la doctora Neira, directora de Salud Pública y Medioambiental de la OMS.

Explicó que está en juego el acceso fiable a los alimentos y al agua, ya que los niveles de producción agrícola “están en riesgo", y que “seguramente habrá escasez de agua".

Además, dijo que el 99% de la población mundial respira un aire que no cumple las normas sanitarias establecidas por la ONU, lo que repercute enormemente en las afecciones respiratorias y cardiovasculares crónicas.

El director general de la Organización Meteorológica Mundial también advirtió de los efectos de estos fenómenos climáticos extremos en la agricultura, ya que agostan los cultivos antes de las cosechas.

"Esperamos ver grandes impactos en la agricultura. Durante las anteriores olas de calor en Europa, perdimos gran parte de las cosechas. Y en la situación actual -ya tenemos la crisis alimentaria mundial a causa de la guerra en Ucrania- esta ola de calor va a tener un mayor impacto negativo en las actividades agrícolas", alertó Taalas.

Las olas de calor también tendrán un impacto en el turismo en el sur de Europa ya que, como el indica el funcionario de la ONU, no es muy agradable visitar los sitios turísticos de países como Grecia, Italia, España y Portugal a temperaturas que rondan los 40 grados.

Robert Stefansky, jefe de Servicios Aplicados del Clima de la OMM, señaló por su parte que se espera que el pico de la actual ola de calor se haya alcanzado este martes en el Reino Unido, Francia y Suiza, aunque se prevé que continué unos días más.

Stefansky recordó que aún no se ha superado el récord de temperatura en Europa, registrado en la isla italiana de Sicilia el año pasado, cuando se alcanzaron los 48,8 grados centígrados, pero indicó que ayer el servicio meteorológico de Portugal observó una temperatura de 47 grados.

“Nuestra preocupación es que estos récords se producen cada vez más cercanos en el tiempo”, añadió Stefansky.

Para la doctora Neira, "la mejor solución será, de nuevo, ser muy ambiciosos a la hora de abordar las causas de este calentamiento global".

"Llevamos mucho tiempo alertando de que el cambio climático está afectando mucho a la salud humana", lo que también repercutirá en la lucha por alcanzar las emisiones netas de carbono, y en la crucial transición hacia fuentes de energía limpias y renovables, subrayó.

Finalmente, dijo que se teme que en las próximas semanas se produzcan más muertes entre los ancianos y las personas con problemas de salud preexistentes, debido a la ola de calor que se está produciendo, con los consiguientes retos para los sistemas sanitarios, para hacer frente a la creciente demanda.

 

Un informe revela que hay un 50% de probabilidad de que la temperatura promedio global aumente 1,5 grados Celsius en los próximos cinco años. 

Los científicos que se especializan en el estudio del clima han expresado su preocupación por las temperaturas récord alcanzadas en los alrededores del Polo Norte y el Polo Sur en los últimos días. 

El fenómeno “La Niña" hará que 2021 no rompa récords de temperaturas, pero continúa la tendencia de calentamiento. Además, el aumento del nivel del mar es cada vez mayor, según un informe sobre el estado del clima, que alerta, a los líderes reunidos en la COP26, de que el planeta está entrando “en territorio desconocido” con graves repercusiones para el medio ambiente y la humanidad. 

La cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera implica repercusiones negativas de primer orden para nuestra vida cotidiana y nuestro bienestar. 

Incendios forestales en Bolivia incineran casi 283.000 hectáreas, al tiempo que agricultores y ganaderos impulsan la deforestación. 

Centroamérica es especialmente vulnerable a los impactos del calentamiento global. Un grupo de migrantes, que perdieron todo en huracanes e inundaciones, comparten sus experiencias en su búsqueda de un lugar más seguro. 

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