Resaltaban las arrugas, el paso del tiempo, la miseria, el dolor.
La ansiedad va creciendo en el hombre. Espera sentado sobre una piedra irregular, la chalupa que lo transporte, que lo saque de allí. Lo antes posible.
Palpa la cruz de madera con el Cristo de nácar, a través de la tela áspera y gastada del bolso. Era de su madre, regalo de casamiento. Una reliquia.
Atinó a agarrarla antes de meter a los tumbos algo de ropa, plata y una linterna.
Tiene que desaparecer lo antes posible. Y poder olvidar. No quiere abrirle paso a la culpa. ¿Por qué habría de hacerlo?, si la víctima en realidad es él.
Una bandada de extraños pájaros grises, lo distrae un poco de sus cavilaciones.
Dejan sobre el agua, una línea recta, escrita en el cielo, que se tarda en amanecer. Son raros esos bichos, nunca los había registrado.
Raro. Él era baqueano en esos parajes. Un signo, tal vez de algo, pensó, ¿de qué? Le giró el recuerdo de la mujer. Se fue hace mucho, con los perros. Raro.
Porque amor había. Los perros más fieles que la mujer. Desaparecidos de la faz de los campos. Raro.
Aurelia era ahora una línea filosa en su horizonte.
Se había ido, huido más bien, "por ése, seguro", se oyó decir.
"¡Bien muerto estás, desgraciado!" La frase le hizo pegar un corcovo, como si se despertara de un mal sueño y se cayera de la cama, como extraviado, en un espacio desconocido y con el corazón apretado por la angustia.
El toque como de bocina lo sacó de su estado. Surcaba las aguas empozadas, oscuras, la chalupa, un barquejo quebradizo, con una vela de tela sucia, raída, que agitaba jirones tristes contra el viento.
Se abría paso hacia la orilla.
Claudia Rossi
Actriz de la Comedia Nacional, locutora y cantante. Además, ha participado en cine y en comerciales. Ha participado en talleres literarios.