Lunes, 10 Mayo 2021 10:49

Niños migrantes juegan al fútbol en Costa Rica

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Niñas y niños migrantes asisten los fines de semana a la escuela de fútbol donde reciben apoyo para mejorar su socialización y tener más oportunidades de integración a sus comunidades de acogida. 

Juan Diego, un chico migrante venezolano de 13 años, sueña con ser el próximo Keylor Navas, ex portero costarricense del Real Madrid y ahora dueño del arco en el Paris Saint Germain. Más allá del fútbol, una reciente iniciativa entre la Fundación Saprissa y la agencia de la ONU para las Migraciones ofrece a los chicos migrantes que más lo necesitan nuevas oportunidades para su desarrollo.

Juan Diego es un chico que parece ser como cualquier otro: tímido, amante del fútbol y con deseos de tener muchos amigos, pero basta unos minutos de conversación para darse cuenta de que es un chico fenomenal, pilas y avispado (costarriqueñismos que significan inteligente y atento).

Hoy Juan Diego asegura que el fútbol le ha ayudado a ser un mejor estudiante, a tener más disciplina, a distribuir mejor el tiempo y a valorar la importancia de respetar a los demás y trabajar en equipo.

Pero no todo fue así siempre. Hace cuatro años no tenía muy claro por qué tenía que abandonar su hogar, su escuela y a sus amigos en su Venezuela natal.

En una conversación con Noticias ONU, recuerda que un día de cielo azul, de esos en los que no hay sombra y el calor corta la respiración, tuvo que enfrentarse a la realidad de dejarlo todo para construir una nueva vida junto a su familia en Costa Rica.

Fue duro para Juan Diego. Era empezar de cero. Pero como dice el mismo Juan Diego “yo sabía que era lo mejor para mí y para mi familia. Me llené de esperanza. Sabía que no me iba a pasar nada malo y que en algún momento ya no me iba a sentir solo y podría tener amigos”.

“Llegamos a este país sin nada. Tuvimos que adoptar medidas para sobrevivir: comer menos, reducir gastos, caminar más, pero conseguimos trabajo y logramos salir adelante. La solidaridad de amigos y familiares nos ayudó mucho.”, cuenta Alberto, padre del chico, visiblemente emocionado.