Viernes, 08 Diciembre 2023 11:16

Chela Fontora es Ciudadana Ilustre

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La intendencia declaró como Ciudadana Ilustre de Montevideo a Nélida “Chela” Fontora en homenaje a su larga trayectoria de lucha y solidaridad.  

Nélida "Chela" Fontora es una militante social uruguaya nacida en Tranqueras, Rivera. Su padre era cortador de caña de azúcar y su madre lavandera. Comenzó a trabajar de niña para ayudar en su casa, junto a sus 12 hermanos, dos de los cuales fallecieron muy chicos. Entre los 7 y los 12 años trabajó en tareas domésticas en una estancia.

A los 13 años se unió al Partido Socialista de Pueblo Constitución, en Salto, donde inició su activismo político. Fue presa política durante la dictadura cívico-militar en Uruguay, y al salir en libertad se transformó en una referente por los derechos humanos.

A los 14 años participó, junto a su padre, de su primera marcha cañera hasta Montevideo. Con su compañero de ese momento se trasladó a Bella Unión, donde comenzó a trabajar en los ingenios azucareros, convirtiéndose en una de las primeras referentes sindicales en la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA). En esa época, las mujeres trabajaban a la par de los hombres pero no recibían salario, solo se le agregaba un complemento monetario al hombre al que acompañaban.

Al mismo tiempo, se fue acercando a la militancia en el MLN-Tupamaros. Llegó a Montevideo en la clandestinidad, el 9 de mayo de 1970, las Fuerzas Conjuntas allanaron su casa y fue llevada detenida. En julio de 1971 escapó junto a otras presas de la Cárcel de Cabildo en lo que se llamó Operación Estrella.

Luego de la fuga se le asignó ir a Paso de los Toros, se traslada a Durazno, donde fue detenida y torturada. Allí pierde el embarazo de tres meses de gestación. Nuevamente pasa por 5 cuarteles de detención hasta que queda detenida en Punta de Rieles, donde estuvo 8 años, hasta el 10 de marzo de 1985.

Chela ha contado, en entrevistas, que en uno de esos cuarteles que oficiaban como cárceles, un día estaba cantando espontáneamente una canción popular española, "Los dos gallos", porque se aferraba a la vida y a la alegría de la lucha y la resistencia aun en las condiciones inhumanas que se encontraba. Irrumpieron en el calabozo y olvió a ser torturada por ese gesto íntimo de humanidad no perdonada por sus carceleros.

En otro cuartel, cuenta que le habían puesto una perra como guardián junto al calabozo. Supo que se llamaba Laika e intentó hablarle cariñosamente pero estaba entrenada y le gruñó con fiereza. Sin embargo, día a día fue repitiendo el gesto y las palabras hasta que la perra por primera vez movió la cola y comenzó a devolver aquella ternura. A las pocas horas la perra fue retirada por conducta inconveniente y violación de reglamento. Ella sintió aquella pérdida como si le quitaran a una nueva amiga y se preocupó por el destino del animalito. La perra fue sustituida por un soldado guardián.

En otra ocasión fue llevada para recibir la visita de su madre, a quien no veía desde hacía mucho tiempo. Cuando entró en el recinto descubrió que no era su madre y así lo dijo a su carcelera. La señora también manifestó que ella no era su hija. Chela recibió la orden de que la señora fuera su madre y ella fuera su hija. Al no aceptar fue castigada con la prohibición de recibir visitas. Lo mismo le sucedió a otras presas políticas a las que se les hacía pasar por la misma situación.

Chela sabía leer pero no escribir y su educación había quedado trunca desde niña por el trabajo junto a su familia. En la cárcel compartió celda con una nueva compañera, Esther Uribasterra, quien era maestra. Un día las sacaron al patio encapuchadas y Chela logró recoger una naranja tirada en el suelo. La escondió y, ya en el calabozo, la ofreció a su compañera para comer la mitad cada una.

Pero Esther se negó y le dijo que aquella naranja sería el globo terráqueo y le fue enseñando geografía marcando líneas con la uña. Así aprendió Chela dónde estaba Uruguay en el mundo, los países vecinos, los continentes y los océanos. Aquella clase magistral que no se le olvida y la supo transmitir a hijos, nietos y bisnietos.

Al salir de la cárcel se reencontró con su pareja, a quien había conocido luego de la huida de Cabildo, y con su hija que había dejado al cuidado de una familia antes de su primera detención. En libertad comenzó a trabajar en el Servicio Económico y Social de Conventuales y no continuó con la militancia partidaria.

Actualmente milita en Crysol -Asociación de Expres@s Polític@s de Uruguay- desde donde trabaja para reivindicar la memoria y por la creación del Memorial para Expresas Políticas. Escribió dos libros: Más allá de la ignorancia, en 1989, editado por El Fogón, y La llama no se apaga, editado en 2018 por la Editorial Primero de Mayo del Pit-Cnt y en 2021 por Ediciones Del Berretín.

La Intendenta de Montevideo enmarcó la declaración en relación al Día Internacional de los Derechos Humanos (que se celebra cada 10 de diciembre) "para Montevideo era muy importante honrar ese día eligiendo a una persona que representara todo lo buenos de la condición humana, y la elección fue muy facil".

Carolina Cosse destacó no solo la lucha sino el amor por los demás y por las grandes causas "y sobre todo de permanencia, de ese compromiso que no abandona nunca y ese empuje que no deja que nadie baje ni un poquito los brazos".