Desde hace mucho tiempo, tanto los demócratas como los republicanos en Washington están de acuerdo en que las relaciones entre Estados Unidos e Israel son sacrosantas y que la seguridad del Estado en Oriente Próximo no es negociable.
Israel ha recibido, desde 1948, ayudas norteamericanas por cerca de 300 mil millones de dólares estadounidenses, sobre todo apoyo militar, según el Consejo de Relaciones Exteriores.
"Esta es una relación increíble", opina Chuck Freilich, antiguo vice asesor de seguridad nacional de Israel. "No tiene precedentes", agrega en entrevista con DW.
Según el experto de la Escuela Kennedy de Gobierno en la Universidad de Harvard, "valores compartidos", intereses estratégicos y un fuerte lobby proisraelí en Washington son los "pilares" de esta relación bilateral.
El Estado de Israel, creado en 1948, ha acogido a muchos supervivientes del Holocausto. Asimismo, se ha autopromocionado como una democracia liberal que proyecta los intereses de Washington en el volátil Oriente Medio.
Desde la caída de la Unión Soviética, Israel ha ayudado a Estados Unidos a contener a adversarios como Irán y sus aliados no estatales, por lo que el país norteamericano se ha comprometido a asegurar el liderazgo militar israelí en la región.
Los ataques terroristas de Hamás, el siete de octubre de 2023, desencadenaron "la cooperación estratégica más estrecha en la historia israelí-estadounidense", apunta Freilich. Washington ha enviado armas a Israel y grupos de batalla de portaaviones a la región. Además, ha vetado resoluciones de alto el fuego en el Consejo de Seguridad de la ONU.
No obstante, a raíz de la creciente condena global en contra de Israel por el saldo de civiles muertos de su ofensiva en Gaza, se ha vuelto cada vez más difícil para EE. UU. sostener públicamente el mismo nivel de apoyo.
Recientemente, la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, dijo que no se debe "confundir el gobierno de Israel con la población israelí".
DW